lunes, 18 de junio de 2018

Incomodidad

La incomodidad es parte de la vida, ya que desde que nacemos nos sentimos incomodos, nuestro cuerpo tiene unas sensaciones para detectar lo agradable y lo desagradable desde que somos bebés. 

Luego están las situaciones incomodas, estas son subjetivas, ya que todas y todos no nos se sentimos incomodos ante las mismas situaciones o estímulos.

Si la incomodidad es muy intensa puede generar tensión e incluso violencia.

Los dolores y malestares corporales también nos hacen sentir incomodos.

Vivimos en una sociedad en la que parece ser que no tenemos que sentir la incomodidad para nada, ni por nada, esto genera mucha frustración, ansiedad y depresión. 

Desde niñas y niños nos dan todo, así conseguimos tener poca o ninguna capacidad a la frustración y no les proporcionamos a nuestros hijas y e hijos las herramientas necesarias para afrontar la vida con plenitud. 

¿Hay algo tan importante en mi vida para que yo pierda la serenidad? Por desgracia creo que la mayoría sinceramente diríamos que sí, ya que damos demasiada importancia a todo.

Para afrontar la incomodidad debemos cambiar nuestro dialogo interno, si cambio lo que me digo interiormente cambio mis emociones, y si cambio mis emociones dejare de quejarme.

Si fuéramos consciente de lo poco que necesitamos para ser felices, se acabaría el consumo desaforado, la ansiedad, la depresión, la frustración… Se puede soportar prácticamente todo y ser feliz.

El concepto de comodidad esta idealizado, es un gran baluarte, y eso es malo porque nos volvemos hipersensibles y no soportamos el ruido, las colas, las aglomeraciones, los fallos, … y todas las pequeñas y “grandes adversidades”

Os desafío a que entréis en el mundo de las incomodidades: haz ayuno todo el día, duerme la mitad, no cojas el coche o el autobús y ve andando al trabajo, a la comprar… sino te gusta el deporte ponte a ello, …

Manifiesto a la incomodidad
Apuesto por una vida llena de sentido, plena de pasión y hermosura.
Acepto el compromiso de tomar lo que la vida me da con inquebrantable serenidad.
Necesito ser como la aventurera que no desfallece, llena de alegría; aprenderé y avanzare al son de sus poemas y canciones internas que la elevan de la incomodidad de la comodidad.
Valoro y necesito el silencio para ser mejor, más eficiente, más eficaz, para concentrarme, y también comprendo que la vida es ruido, así que aquí y ahora hago un pacto de renunciar al silencio porque también puedo ser feliz cuando la vida no me lo proporcione.
Cuando la incomodidad me invada recordare hacer cosas constructivas, si hacer frio pensare en los rayos del sol del verano, en las largas esperas me evadiré, cuando me duelan los pies por cansancio recordare a todos los lugares a los que me han llevado y les daré las gracias. 
Tengo que tener en cuenta mis singularidades para no dañar mi salud, salvo esta excepción acepto y asumo toda incomodidad que la vida me depare.  
Quiero la comodidad justa para sentir la pasión y la alegría de una vida plena de emociones esperando a ser mi mejor versión.

Texto original de: Mª Asun Contreras


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