viernes, 18 de mayo de 2012

¿Cuál es la emoción contraria a la culpa?


Las creencias, los mandatos religiosos, moralistas, éticos, sociales, culturales, los tabús,… nos limitan y nos producen a veces daños muy severos, esos mensajes recibidos desde niños se incrustan en el cuerpo formando una coraza, que llegan a formar personalidades determinadas.
La culpa es lo contraro a la libertad, claro haciéndome cargo y no poniendo la responsabilidad fuera, ya que yo soy responsable de mis decisiones, acciones, pensamientos y sentimientos, entonces no cabe culpar a los demás por mi infelicidad y/o falta de éxito, ya que soy yo la que la construyo o la que la destruyo. Todo esto me lleva a funcionar de dos maneras posibles como víctima o como persona madura y responsable.
Como víctima me resigno, y espero que algo o alguien me resuelva (me rescate) de la situación, es posible que no me satisfaga, y entonces pasare a ser la perseguidora, entrando en este juego de víctima, perseguidora y salvadora. La víctima es sumisa y ejercen control sobre ella, mediante el miedo…
Como persona madura soy responsable de lo que sucede con mis actos y lo que quiero que pase tiene que ver conmigo. Gano en confianza, en orgullo (de ser, en mí y para mi misma), en dignidad, satisfacción, plenitud, alegría, en respeto hacia mí misma, en autonomía, y con mi actitud asumo la responsabilidad de construir mi propio destino. También gano en inocencia ya que la carencia de culpabilidad denota una visión de confianza en el ser humano y en el mundo, algo que nos hace mucha falta en estos momentos de crisis.
Inocencia es: espontaneidad, sencillez, pureza y la capacidad de asombro y sorpresa, no perder la ilusión, y por ende perder la inocencia es perder el estado natural del alma.

La culpa está vinculada al miedo, la tristeza e incluso la ira, por lo tanto al tener que ver con el miedo de alguna manera me lleva a una cárcel por ello la libertad seria el sentimiento junto con el perdón, el agradecimiento que considero podrían ser los contrarios a la culpa y todo esto me llevaría a las dos emociones básicas más importante la alegría y el amor de las cuales se derivarían otros muchos sentimientos como la satisfacción, la paz, la ilusión, la esperanza,...
Texto original de: Mª Asun Contreras.



De que me siento orgullosa y de que me siento culpable

Me siento orgullosa de ser mujer y no me considero inferior ni superior a nadie.

Me siento orgullosa de ser una guerrera, una luchadora contra las injusticias
Me siento orgullosa de ser una sobreviviente de los avatares.
Me siento orgullosa de ser débil porque de ahí nace mi fortaleza.
Me siento orgullosa de mis dudas porque es el camino para mis certezas.
Me siento orgullosa de mi alegría y vitalidad, y de cada una de mis arrugas, y de mis cambios debido a mí edad.
Me siento orgullosas de mi cuerpo, con él he llegado hasta aquí.
Me siento orgullosa de mi intuición porque nunca me defrauda.
Me siento orgullosa de crecer y no encasillarme.
Me siento orgullosa de ser diferente única e irrepetible.
Me siento orgullosa del camino recorrido con lo bueno y lo malo, con los aciertos y los errores.
Me siento orgullosa de mis logros y conquistas, no con afán de restregarlo a los demás, sino para mi propia autoestima y valoración.
Me siento orgullosa de librar mis propias guerras cotidianas y personales.
Me siento orgullosa de superar mis miedos, mis limitaciones, mis incapacidades.
Me siento orgullosa de habré sido amada, de ser amada, y de habré amado y de poder seguir amando y enamorándome de la vida.
Me siento orgullosa de todas y cada una de mis lágrimas al igual que de mis sonrisas.
Me siento orgullo de todos y cada uno de los papeles de mi vida.
En definitiva me siento orgullosa de ser lo que soy y quién soy y agradezco el privilegio de esta apasionante aventura.

Me siento culpable de no haber entendido a mi padre en un momento muy concreto de su vida cuando él volvió a relacionarse con su hermano.
Texto original de: Mª Asun Contreras.



martes, 8 de mayo de 2012

Frustraciones


Hay días que cualquier cosa me frustra, los acontecimientos más cotidianos como la ropa que me voy a poner, soy consciente de que son mis necesidades no satisfechas, (¿a quién ni le gustaría tener un gran ropero?). Así que como no quiero vivir en un estado de frustración permanente aún sabiendo que hay muchas necesidades no satisfechas trato de suplirlas con paciencia, sentido del humor, y creatividad, depende de mí tratar de tomarlas como una prueba a mí estado de equilibrio interno.
Hay que asumir nuestras limitaciones y saber convivir con las frustraciones producidas ante acontecimientos.
Los “el debería” viene generados por normas sociales, morales, éticas y nos sentimos atrapados sin dar rienda suelta a vuestras verdaderas necesidades. Hay que aprender a no dejarse manipular en la toma de decisiones por los “debería”, hay que intentar que el “quiero” y el “debería” sean similares.
El hecho de tener miedo a la desaprobación y al rechazo a menudo hace difícil decir “no” a los requerimientos de los demás. Si nos pasamos la vida complaciendo a los demás, podemos perder la capacidad de saber qué es lo que realmente queremos. Es interesante que reflexionemos acerca de nuestra vida, actividades, las personas que nos rodean. Intenta en la medida de lo posible sentirte pleno en tu “quiero” y “debo”.
Las frustraciones nos enseñan que ese no era realmente el camino y estaría bien que daríamos las gracias por la experiencia tenida e incluso reírnos de nosotras mismas.
Estaría bien no tomar decisiones impulsivamente. Si no tenemos clara una cosa podemos posponer la decisión utilizando frases asertivas como:
 - Tengo que pensar en ello.
 - Más tarde lo comentamos.
 - En este momento no lo tengo claro.
Las frustraciones no son negativas. Es una condición de la naturaleza humana. El problema es atascarnos en esta emoción. En mi vida me he sentido muchas veces frustrada y me seguiré sintiendo, más las he superado y los superare. 
Ejemplos que me frustran: No comer un dulce cuando lo deseo, llegar tarde por un atasco, perder el autobús, esperar a alguien que no llega, que te lleven la contraria, que no aprueben tu forma de vestir, no poder ir de vacaciones, que haga malo, las promesas no cumplidas,...
Texto original de: Mª Asun Contreras




martes, 1 de mayo de 2012

Los placeres


Los placeres de un día cualquiera

El placer de dormir y descansar bien.

Tener un techo y estar calentito ante las inclemencias del tiempo.
Despertarme acompañada, sentir su calor, su olor, sus besos, sus caricias, oír su respiración.
Ver el amanecer, los parajitos cantando y revoloteando.
El poder del movimiento, ser independiente para asearme…. El aseo con toda el agua caliente que desee, el olor del champú, el tacto de la esponja, “hoy me apetece por el lado suave, mañana por el rasposo”, el placer y el olor de la toalla, el masaje con la crema y su olor.

Los placeres del desayuno, el agradable zumo de naranja, el olor a café, a los bollos o magdalenas, la mantequilla extendiéndola por el pan recién tostado. La sensación de frescor de los dientes recién cepillados.

La belleza de las plantas, el ver cómo crecen, el riego, el cambio de tiesto, la poda, sus hermosas flores con su fragancia.

Las tareas diarias para sentir el confort y la calidez de mi hogar.

El juego de los disfraces, abrir el armario y tener la posibilidad de vestir con diferentes prendas.

El encuentro con mis vecinos, las prisas, los lloros de no querer ir al cole, las sonrisas cuando les sacas de su enfado. La señora de la limpieza, los buenos días, la agradable sensación de limpieza y frescor.

La llamada de teléfono de mi pareja para coordinarnos quien coge el pan, la comida, preguntar ¿cómo te va la mañana, a qué hora te quedas libre,…?

Los buenos días al chofer de autobús, con el intercambio de una sonrisa.

Los buenos día a mis compañeras con las consiguientes preguntas ¿qué tal el fin de semana…? La llegada al centro, el saludo a las demás compañeras y a Eskar y la clase con todas las aportaciones. La vuelta con Viki con nuestras charlas y distintas maneras de ver las cosas, el calorcito de los primeros rayos de sol.

Llegada a casa los besos y el intercambio de acontecimientos del día.

El cocinar y el comer, la cantidad de alimentos que manipular y limpiar con sus olores, sabores y texturas, y los condimentos, el sinfín de platos con sus olores y sabores, y el consiguiente placer de degustarlos.

El placer de la siesta con la tele de fondo con alguna serie o documental, al calor de una mantita.

El placer de la lectura con el tacto del libro, con su olor, y el trasportarnos a un sinfín de mundos, situaciones y acontecimientos, y sentimientos.

El placer de los juegos del ordenador y de navegar.

El placer de los trabajos que realizo, aunque unos me remuevan más, otros o me sean más costosos realizarlos,…

El placer de los paseos, disfrutando de los juegos de unos niños, o de los de unos perros, o gorriones, del olor de la hierba recién cortada, o el de la lluvia, el rebrotar de los árboles, las plantas con sus flores, el encuentro con algún amigo o conocido,…

Los placeres de la cena, el olor de unos huevos fritos, o de unas patatas, o de una tortilla,…el yogurt suave y cremoso…

La hora de una peli.

La hora de acostarse con la sensación y olor de las sabanas frescas y limpias, los besos, caricias, abrazados, sexo,..

Los placeres ocasionales

El placer de los masajes tanto dados como recibidos, o un baño de burbujas, o de chocolate…

El placer de comprar desde rompa, joyas, perfume, zapatos, accesorios, regalos, libros,…

El placer de los espectáculos ir al cine, al teatro,…

El placer de viajar.

Los placeres de la naturaleza de nadar, andar por la playa, tomar el sol, la lluvia golpeando en un cristal, caminar por el campo, un amanecer, un atardecer,…

El placer de las sorpresas o regalos inesperados.

El placer de las  de la música y el baile. Escuchar nuestra canción favorita, escuchar una canción que te hace acordar de momento del pasado.

El placer de ver a una pareja de viejitos tomados de la mano.

El placer de mirar fotos viejas.

El placer de los olores a pan recién horneado, a pimiento, a café, a mar,…

El placer del cambio de imagen…

El placer de los domingos tomando unas rabas con un vermut.

El placer de las reuniones con los amigos o familiares, de llamadas de teléfono, cenas o comidas, excursiones, celebraciones…

El placer de hacer nuevas amigos.

El placer de nuevas emociones o experiencias.

Los placeres que dependen de mí

Mi paz interior a pesar de lo que ocurra a mi alrededor, que junto con el perdón me abren las puertas a mi paz interior.

El liberarme de los miedos, de las dudas, de los conflictos: a la muerte, enfermedad, pérdidas…

El placer de la generosidad: dar unos céntimos a un mendigo, una sonrisa, una caricia, una palabra amable, del cariño, de un abrazo, de un beso,…ya que dar es recibir.

El poder de liberarme del pasado y de los pronósticos catastrofistas del futuro.

El placer de convertirme en buscador de amor y de felicidad.

El placer de sentirme discípulos y maestros para los unos y de otros.

El placer cambiar los pensamientos que me lastiman, ver las cosas del lado positivo.

El placer de decir “No”, sin sentirse culpable.

El placer de mis aliadas intuición, inocencia y fe.

Otros placeres tai chi, yoga, relajación, meditación, visualización.

El placer de las buenas causas, aunque me suponga algún sacrificio.

El placer de no perder las lecciones, aunque me crea que he perdido, o no he conseguido lo que deseaba.

El placer de el silencio y estar conmigo misma.

El placer del compartir desde conocimientos hasta una sonrisa.

El placer de la risa, del sentido del humor, el saber reírme de mi misma.

El placer de la escucha activa sin interrumpir, o criticar, solo escuchar.

El placer de agradecer, lo que tengo, lo que soy, lo que me han dado, me dan y recibo.

Lo que soy y quiero llegar a ser

Soy como el sol, me levanto temprano y no me acuesto tarde.

Soy como la luna, brilla en la oscuridad, pero sé que hay luces mayores.

Soy como los pájaros, come, canta, bebe, bailo y vuela.

Soy como las flores, estoy enamorada del sol, pero soy fiel a mis raíces.

Soy como el buen perro, obediente, pero nada más que a mí misma.

Soy como la fruta, bella por fuera, saludable por dentro, lo procuro.

Soy como el día, que llega y se retira sin alardes.

Soy como el oasis, doy mi agua al sediento, o me gustaría ser.

Soy como la luciérnaga, aunque pequeña, emito mi propia luz.

Soy como el agua , buena y transparente, en ello estoy.

Soy como el río, siempre hacia adelante sin mirar atrás, a pesar de la tentación.

Soy como Lázaro me levanto y ando.

Soy como los niños, creo en mis sueños.

Soy como el universo, la morada del Espíritu porque es parte mía y yo de él.

Texto original de: Mª Asun Contreras.