martes, 10 de febrero de 2015

La Belleza de Describir las Palabras

Cuando nuestro antepasados primitivos empezó a usar el lenguaje para comunicarse, también empezó a delimitar, a concretar, a dar y tener ideas y conceptos, esto fue un gran avance.

El gran avance ahora se ha convertido en algo cuestionable, nos une o nos separa.

Cada persona tiene sus propias palabras ya que están son ideas, creencias, conceptos, “manías”…. Inculcados y adquiridos por su cultura, su política, su religión, época en la que vive,…Y por  ellas ha habido, hay y habrá peleas, riñas, guerras,… mientas no nos hagamos conscientes te esta trampa.

Todas y cada una de las palabras tiene un poder, una energía y para cada persona es diferente, porque todas y cada una de esas palabras han marcado nuestra vida a fuego para bien o para mal.

Nunca hemos meditado porque a algunas palabras nos desagradan, por ejemplo a las mujeres la palabra poder no gusta, tiene connotaciones negativas, hay muchas más y cada un@ tiene las suyas.

Hoy en día detrás de todas las palabras que utilizamos hay creencias, y estas son creencias destructivas o enriquecedoras y no importa que no las pronunciemos en voz alta ya que tod@s tenemos un discurso interior.

Nuestro discurso interior si es destructivo no solo es hacia nuestro interior también será hacia el exterior, es por esta razón que vivimos en ambientes caótico, con miedo, saltando a la menor provocación.

Revisem@s nuestro discurso interior, mejor aún cuestiónate todas las palabras que no te gustan y que te incomodan y cámbialas por otras que no te desagraden, mira detenidamente que pasa, que ideas, creencias, conceptos hay en esas palabras, y con la nueva palabra ha cambiado algo, son sinónimos, si es un sinónimo que es lo que hay en la primera palabra y no en la otra.

Mi esperanza es que esto nos sirva para darnos cuenta de que palabras nos activa nuestra ira, nuestro miedo,… y para que tengamos cuidado también cuando pronunciamos nuestra palabras, ya que sin ninguna mala intención también podemos herir la sensibilidad de los demás.


Texto original de: Mª Asun Contreras