Me siento
orgullosa de ser una guerrera, una luchadora contra las injusticias
Me siento
orgullosa de ser una sobreviviente de los avatares.
Me siento
orgullosa de ser débil porque de ahí nace mi fortaleza.
Me siento
orgullosa de mis dudas porque es el camino para mis certezas.
Me siento
orgullosa de mi alegría y vitalidad, y de cada una de mis arrugas, y de mis
cambios debido a mí edad.
Me siento orgullosas
de mi cuerpo, con él he llegado hasta aquí.
Me siento
orgullosa de mi intuición porque nunca me defrauda.
Me siento
orgullosa de crecer y no encasillarme.
Me siento
orgullosa de ser diferente única e irrepetible.
Me siento
orgullosa del camino recorrido con lo bueno y lo malo, con los aciertos y los
errores.
Me siento
orgullosa de mis logros y conquistas, no con afán de restregarlo a los demás,
sino para mi propia autoestima y valoración.
Me siento
orgullosa de librar mis propias guerras cotidianas y personales.
Me siento
orgullosa de superar mis miedos, mis limitaciones, mis incapacidades.
Me siento
orgullosa de habré sido amada, de ser amada, y de habré amado y de poder seguir
amando y enamorándome de la vida.
Me siento
orgullosa de todas y cada una de mis lágrimas al igual que de mis sonrisas.
Me siento
orgullo de todos y cada uno de los papeles de mi vida.
En
definitiva me siento orgullosa de ser lo que soy y quién soy y agradezco el
privilegio de esta apasionante aventura.
Me siento culpable de no haber entendido
a mi padre en un momento muy concreto de su vida cuando él volvió a
relacionarse con su hermano.
Texto original de: Mª Asun Contreras.
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