Había una vez una mendiga que vagabundeaba por
caminos desérticos y áridos con su espíritu herido.
No sabía cuál era el mal que la desasosegaba.
De pronto sintió una luz interior que no supo
interpretar y descubrió su belleza oculta que era de donde manaba su poder oculto.
Sintió una revolución interior y encontró la llave del tesoro,
y ahí estaba el duende de la alegría, y bailaron juntos.
Cuando cayó en un sueño muy profundo, en él se le
aparecieron los ángeles de la luz y de la confianza, con unos mensajes muy claros.
El ángel" de la luz la dijo:
“Ilumina la sombra que está protegida, está en paz y
tranquila”
El ángel de confianza la dijo:
“Dentro de ti esta el valor y la confianza para
sentirte segura”
Y en ese mismo instante un resplandor cegador apareció
de la nada, era la dama de la luz que la digo:
“Vence las resistencias de tus temores y crea con
amor”
La dama de la luz dejo paso a la reina del sol
y su mensaje fue:
Estoy dentro de ti, así que tus deseos de salud y
éxito se harán realidad.
De repente se encontró enfrente de la emperatriz
que así hablo:
“Tu intuición te ayudara a no desperdiciar tus recurso,
superando los obstáculos”
Pasaron a un gran templo de mármoles azules, en el
arar, de espaldas estaba la sacerdotisa que con su voz profunda dijo,
ofreciéndole una copa de la cual brotaba agua azul y cristalina como su manto:
Fluye y mana del rio de la sabiduría y la abundancia
que está en ti.
El azul se convierte en blanco y del él surge el hada blanca que
la dejo ver un paraíso, haciéndola observar que ella era capaz de crear ese
paraíso con esperanza y optimismo.
De pronto surgió un gran remolino que la succiono y
la elevo, la mendiga temió lo peor, pero en ese momento su espíritu valiente
la freno.
Cuando despertó del sueño tenía entre sus manos una flor mágica,
que le dijo:
Atraigo hacia mí las energías bienhechoras y mágicas
de la tierra, plántame en tu corazón y cambiare tu mundo interior.
Texto original de: Mª Asun Contreras.
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